Diario - Guardado en borrador escrito el 13 de Octubre de 2018 - Un agradable sueño de primavera

Posted by estebanlc_rock On domingo, 9 de diciembre de 2018 0 comentarios

Es como confirmar la presencia de un trauma psicológico, no importa el tiempo, esta grabado en las profundidades de mi mente, sangrando constantemente.
En ese momento era muy feliz, como si de un golpe de suerte se tratase, era día de semana y estaba libre de responsabilidades laborales por las próximas 48 horas.
Junto a 3 personas más alquilamos una cancha de tenis para aprovechar y disfrutar la interrupción semanal.
Como era costumbre me acompañaba la persona que tanto admiraba.
Inmediatamente al llegar al club comenzó la hora de disponibilidad en el recinto, el alquiler no supuso ningún inconveniente. Particularmente me preocupaba la técnica con la que realizaba el saque.
Los años de inactividad pasan factura en los deportes competitivos. Así que me dispuse a practicar.
1 vs 2 (yo contra 2 compañeros), el que faltaba solo observaba a unos metros.
Note poca iluminación en la mitad del campo donde jugaba, entonces me aleje un instante para accionar el interruptor de la luz que causaba problemas. En los pocos segundos que me ausenté algo cortó con la agradable atmósfera que había en el grupo. Quizá había hecho algo mal y no me había dado cuenta.
Ya en mi sitio presto a pasar un buen rato, mis colegas enojados me observan y recriminan una acción que nada tenia que ver con la circunstancia que se vivía en el momento. Sorprendido percibí el tono serio de las palabras por lo que rápidamente supe que no iba en broma. Desconcertado les contesté "si tanto les importa háganlo ustedes mismos".
2 de mis compañeros salieron inmediatamente indignados, la otra persona (por supuesto la que más apreciaba en la vida) se tomó un minuto para pensarlo.
Enfurecido por la situación le dije nervioso que se fuera y me dejara solo. Sin meditarlo más se marchó sin dirigirme la palabra. Tras cerrar la puerta a mi espalda, se generó un sentimiento oscuro en mi interior, la tristeza más apabullante que jamas alguien pueda sentir.
La cancha de tenis se redujo a un simple cuarto.
Negado a sufrir por un episodio tan ridículo traté de continuar con mi práctica. Luego del primer golpe tras el incidente me di cuenta que no era posible. Rompí a llorar y me senté en el suelo consciente de que me habían arruinado los próximos días libres.
Sabía que, una vez más, debía utilizar obligado aquella máscara para enfrentar al mundo.   

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