Por ahí mis ganas ya no son las mismas. Los días me pesan y no la paso tan bien como antes.
Por ahí estoy esperando algo que no llega o quien sabe, algún empujón anímico que cambie el panorama.
Quiero creer que todo va a estar bien, todavía tengo esa convicción.
Sin dudas soy un chico raro. Un chico al que no le agrada la sociedad, no me gusta su música, sus costumbres, su estilo, sus pocos valores, su ignorancia, su falta de amabilidad y sobre todo su diminuta capacidad para que los individuos que la conforman se pongan en el lugar de otro.
Me siento cansado, aburrido sin ganas de nada. Espero mucho de todos y no recibo nada. Acepto mi error, porque se que es mi error.
Tal vez tenga que cargar de culpas a los demás antes que a mi mismo, puede llegar a ayudar. Es hora de ser un poco más egoísta y sacarse responsabilidad. Al fin y al cabo yo no puedo cambiar el mundo que me rodea. Pero quiero que tengan algo en claro, el mundo y su mierdaaaa no me van a cambiar a mi.
Quedare intacto de pensamientos, ideales y convicciones. Hasta mi estilo y mi manera de ser permanercerán conmigo hasta cuando yo decida cambiar para mejor, si es que en algún momento se da eso.
Soy una excepción a todo esto, evoluciono con el tiempo y paulatinamente, mientras los demás cambian de un día para el otro, como si todo aquello que fueron quedara olvidado en un pasado que jamas volverá para convertirse en presente.
Miro hacia atrás y siento un orgullo enorme, ver a aquel niño y compararlo con el chico que soy ahora. Desearía tener la oportunidad de mirarlo a los ojos y decirle algunas palabras que en este momento no se cuales serían específicamente, pero en aquel instante saldrían sin esfuerzo alguno estoy completamente seguro.
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